EDUCACIÓN FUTURO DE ESPAÑA

En España tenemos un problema con la educación de los jóvenes, especialmente en las enseñanzas medias, el índice de fracaso escolar, así como el nivel y rendimiento académico de los estudiantes, está por debajo de la media; con gran diferencia, de los países desarrollados de su entorno.

Es de suponer, que la falta de un consenso político sobre el modelo educativo, así como la imposibilidad de sostener éste de manera estable durante el periodo de tiempo mínimo imprescindible como para valorar sus resultados, no ayudan en nada a mejorar el rendimiento tanto de los estudiantes, como a reducir el alto índice de fracaso escolar que padece la enseñanza pública.

La Sistema Público de Enseñanza, no parece regirse por los criterios de calidad y excelencia que deberían serle propios, con un nivel de exigencia y disciplina razonable, si cabe, mayor que en los centros de enseñanza privados.

La insuficiencia de fondos adecuados para educación pública, junto con políticas de gestión basadas en criterios de excelencia, brillan por su ausencia. Es característico de los gobiernos "conservadores", denostar y desconfiar en la enseñanza pública, descuidándola en perjuicio del objetivo que ha de perseguir el estado, de procurar los medios para la "práctica igualdad de oportunidades", reforzando no obstante el nivel de exigencia y disciplina en la misma.

En el caso de los gobiernos "progresistas", la tendencia es contraria, destinan mayores recursos para dotar a la enseñanza pública de mejores y adecuados medios, pero no prestan la debida atención a la exigencia en el rendimiento y la disciplina, que en unos términos razonables es necesaria.

Por si lo que anteriormente decíamos fuese poco grave, a ello debemos de sumar el hecho que implica la disparidad de contenidos de los programas educativos en cada una de las diferentes comunidades autónomas del estado que no ayuda a la necesaria homogeneización a este respecto, clarificando y unificando los programas y su contenido.

Que la educación se convierta así en "materia de cambio político" no es algo nuevo, y bien conocidas son las nefastas consecuencias que ello trae, en especial cuando los dos grandes partidos nacionales son incapaces de encontrar un punto de acuerdo común sobre un asunto, que compromete muy seriamente el futuro de la nación entendida como "sociedad democrática avanzada".

Los ciudadanos de una democracia, para poder hacer un uso consciente y responsable de sus derechos, necesitan de una formación en contenidos culturales y técnico profesionales, que les permitan desarrollar una conciencia y pensamiento crítico, analizando la realidad de la sociedad en la que viven como individuos libres que decidan el futuro del país conciliando el interés individual con el colectivo. Esta es una exigencia inherente a cualquier sistema político democrático sólidamente establecido, y la más importante garantía de su sostenimiento futuro.

El hecho de que tengamos una generación de jóvenes entre 15 y 25 años, además de con un bajo perfil académico, con grandes carencias culturales y formativas, es algo que tiene y va tener serias implicaciones de tipo socio económico, y por ende, político.

Una juventud mal formada e inculta, está expuesta a padecer problemas tales como la precariedad salarial, la inestabilidad laboral, el escaso desarrollo profesional e individual de manera más acusada, y es además proclive a una radicalización ideológica, tendente a posiciones políticas más intolerantes, que en suma, basan su discurso en cuestiones demagógicas sin analizar el fondo de la problemática en cuestión, caso; por ejemplo, de la idea de inmigración = empleo precario = paro.

Creo firmemente, que cuanto menor es la capacidad de entendimiento del individuo -por causa de deficiencias culturales y formativas-, mayor es la vulnerabilidad de nuestra sociedad a dar por sentados dogmas ideológicos impuestos a conveniencia, que pueden ser y son expresión del pensamiento único y la intolerancia sean del signo político que sean.

Todo ello, sumado a una situación económica coyunturalmente desfavorable, puede redundar en un clima de descontento social que sea el caldo de cultivo de ciertas tendencias políticas extremistas y antidemocráticas.