“Hay mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos,…”
Los que eran jóvenes cuando empezó esta crisis, pasan ya de los 35 años... y muchos no tendrán las oportunidades que se brindaran a los "nuevos jóvenes". Ese es el mecanismo por medio del cual se pierde una generación, desempleo y precariedad laboral.
Ante semejante panorama, es comprensible el deseo de algunos de DEMOLER un sistema que les condena a la exclusión. Pero el sistema no es tonto, esa dinámica se contrarresta, ofreciendo oportunidades a la nueva generación de jóvenes que llega para sustituir, a la que le ha tocado el ciclo de crisis, y así, vuelta a empezar...
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