Uno de los principales problemas de la economía española de cara a unas
mejores condiciones de la competitividad de su tejido productivo y
también el óptimo desarrollo del mismo, es sin duda, LA DEPENDENCIA
ENERGÉTICA EXTERIOR. Especialmente el lo relacionado al consumo de
hidrocarburos, que lastran y condicionan seriamente los costes del
sector del transporte, tanto de mercancía, como colectivo y particular,
con repercusiones en los precios de materias primas y productos manufacturados,
que tienen también su reflejo en la economía doméstica. Abordar un PLAN
ENERGÉTICO que reduzca considerablemente esa dependencia energética
exterior, haciéndonos más autónomos y eficientes económica y
ambientalmente, a la par que más competitivos. Es uno de los primarios
objetivos estratégicos a los que ha de ir dirigida la acción legislativa
y normativa del gobierno, a la par, que la inversión "productiva" que
sea necesaria para la consecución de ese objetivo.
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