DE LA DESACELERACIÓN A LA CRISIS Y DE LA CRISIS...¿A LA RECESIÓN?

Efectivamente, la llamada DESACELERACIÓN es una crisis. Pero una crisis estructural ya que es debida al encarecimiento progresivo del petróleo como principal fuente de energía en la que se sustenta el modelo de crecimiento económico de las principales economías capitalistas de corte neoliberal dentro del escenario de la globalización. Un modelo de libre mercado, que cree en un modelo de CRECIMIENTO SOSTENIDO, que choca frontalmente con las bases materiales en las que el mismo se sustenta, la energía y las materias primas.

No es posible tal crecimiento sostenido, si se basa en fuentes de energía que se obtienen de reservas finitas y agotables, pues la energía es el motor de la economía. Si la principal fuente de energía es progresivamente más costosa, cualquier economía, por sólidos que sean los sectores económicos que la sustentan, entra en crisis a consecuencia de las tendencias INFLACIONISTAS que induce en encarecimiento que la factura energética repercute en todos los sectores de actividad productiva.

Esto, se traduce en una reducción de los márgenes de beneficios de las empresas, y en la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados, repercutiendo negativamente en el consumo.

En definitiva, la crisis, es una crisis del modelo de desarrollo capitalista, el cual es ECONÓMICA, SOCIAL Y AMBIENTALMENTE "INSOSTENIBLE" en tanto en cuanto su desarrollo sea ajeno a las bases materiales en las que se apoya toda economía; es decir, energía y materias primas. Si estás son finitas, no parece razonable ni sostenible un modelo de crecimiento sostenido, en tanto en cuanto no seamos capaces de resolver el problema energético, siendo este un problema global de la economía a escala planetaria, algo que se produce de manera clara por vez primera en la historia de la humanidad a esta escala.

España, no es una parcela al margen de todo esto, solo que aquí tenemos ciertas particularidades que agravan la situación frente a esta coyuntura global.
Como particular punto débil de la economía española, está la excesiva dependencia que el sistema productivo tiene respecto de la actividad inmobiliaria.

"¡DEMASIADO LADRILLO Y MUY POCO TORNILLO Y NADA DE CHIP...!", nuestro país, debe plantearse a futuro un cambio en el modelo de desarrollo económico, y ese modelo, no puede basarse en competir a la baja con otras economías emergentes, ya que el ESTADO DE BIENESTAR en España, tiene unos costes para el sostenimiento de unas coberturas sociales -sanidad, educación...- que son IRRENUNCIABLES, y cuyo deterioro, puede suponer un retroceso en el desarrollo social y por tanto económico del país.

El modelo del LADRILLO, está agotado, ha tocado techo con unos precios -hoy a la baja por el reajuste del propio mercado- que estaban FUERA DE MERCADO al estar sobredimensionado su valor real entre un 25 y un 30%, como consecuencia de la ESPECULACIÓN que en nombre del beneficio rápido ha propiciado y tolerado la sociedad española en su conjunto, implicando un grave problema social de acceso a la vivienda, cuando paradójicamente, más vivienda hay en el mercado, un endeudamiento creciente de las familias, por más de 85% del PIB, estando comprometidos más del 50% de sus ingresos en el pago de esa deuda, fundamentalmente debida a hipotecas.

El negocio inmobiliario de una minoría, se ha basado el la deseconomía de la mayoría de las familias asalariadas en España. Ha sido la banca, cómplice de estas prácticas durante los años de crecimiento económico, en los que ha multiplicado exponencialmente sus beneficios, la que ante la coyuntura de crisis mundial ha cortado el grifo de la financiación a las operaciones relacionadas con la compraventa de bienes inmobiliarios, endureciendo las condiciones de las hipotecas y créditos, al objeto de salvaguardar de riesgos innecesarios su capital.

Consecuencia de ello, el FIN DE NEGOCIO INMOBILIARIO, y el parón en la promoción de nuevas viviendas, con la consiguiente repercusión en el sector de la construcción, que ha tirado de la economía durante estos diez últimos años bajo los auspicios de la política económica del PARTIDO POPULAR, impulsor de ese modelo de crecimiento económico de PAN PARA HOY Y HAMBRE PARA MAÑANA, solo que el pan ya se ha acabado en su forma barata y ese mañana ya es hoy.

Así llega la situación actual con el siguiente panorama:

1º SUBIDA DEL IPC POR LA INFLACIÓN QUE INDUCEN LOS PRECIOS DEL PETROLEO.

2º GRAVE ENDEUDAMIENTO DE LAS FAMILIAS.

3º PARÓN DEL SECTOR INMOBILIARIO Y DE LA CONSTRUCCIÓN.

4º AUMENTO PROGRESIVO DEL PARO PROVENIENTE DE LA CAIDA DEL MERCADO INMOBILIARIO Y PARALIZACIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN
5º ENFRIAMIENTO DEL CONSUMO DE LAS FAMILIAS ANTE LA AFECCIÓN DEL PARO Y/O LA PÉRDIDA DE PODER ADQUISITIVO POR LA INFLACIÓN.

6º UNOS 3.000.000 DE INMIGRANTES, QUE VINCULADOS A SECTORES LIGADOS A LA CONSTRUCCIÓN ESTÁN EN EL PARO O EN TRANCE DE ESTARLO, DEMANDANTES TAMBIEN DE COBERTURAS SOCIALES.

7º REDUCCIÓN DE LOS INGRESOS CORRIENTES DEL ESTADO Y AUMENTO DE LOS GASTOS COMO CONSECUENCIA DE LAS COBERTURAS SOCIALES Y DE DESEMPLEO QUE SE MANTIENEN Y EN EL ÚLTIMO CASO SE INCREMENTAN.

Con semejante panorama, ciertamente alguien piensa, que gobierno alguno puede poner en marcha soluciones MÁGICAS con resultados óptimos a solo unos meses vista.

Las personas que tienen algunos conocimientos técnico-económicos saben muy bien que NO.
Cualquier gobernante, sea del color político que sea, va sudar tinta con lo que la coyuntura descrita va suponer en términos de progresivo DESCONTENTO SOCIAL.

Le ha tocado a Zapatero, como le podía haber tocado a Rajoy, el resultado de la gestión no hubiera sido sustancialmente diferente, con independencia del recetario IDEOLÓGICO de cada uno.