jueves, 3 de diciembre de 2009

1 de Diciembre DÍA MUNDIAL CONTRAL EL SIDA... La enfermedad social.



Las OMS define salud como "estado de bienestar físico, psíquico y social".


El VIH es hoy gracias a los tratamientos en terapia antiretroviral una enfermedad crónica, pero una enfermedad grave con serias implicaciones para la salud física de quienes lo padecen. Cada vez hay menor progresión a SIDA, pero el VIH sigue matando mucho en los países donde por falta de recursos no llegan los tratamientos efectivos, pero también, aunque en mucha menor medida en los países desarrollados, a consecuencia de problemas asociados a la cronificación de la infección y la toxicidad de los tratamientos, que tiende a generar problemas cardiacos, hepáticos y de toxicidad renal, además de envejecimiento acelerado o prematuro. Sin duda las consecuencias físicas de la enfermedad, aunque se ha conseguido disociar la misma de lo que tiempo atrás se entendía como una muerte segura, siguen siendo graves y tienen en su tratamiento un alto coste sanitario.
Pero el mayor coste, y las mayores implicaciones son las de orden psicosocial para las personas que conviven con el VIH.


Tener el VIH no duele, no genera malestar físico estando controlado, no produce de inmediato merma en la calidad de vida de la persona a corto plazo como sí pueden generar otras enfermedades como pueda ser el cáncer. Sin embargo, la mayor merma a quienes lo padecen, es el estigma y el rechazo social que implica su condición, la imposibilidad de poder hablar abiertamente de lo que les ocurre y encontrar comprensión entre sus amigos y a veces entre sus más allegados. La sociedad censura a quienes padecen una enfermedad que por la naturaleza de la forma de su contagio se asocia a una determinada forma de vida, que es lo que se pretende "hacer pagar" a quienes han tenido la mala suerte o desgracia de infectarse por este virus... un virus, que es un ser de apenas un nanomilímetro que ha logrado en su efímera existencia segar la vida de 25 millones de personas y con el que conviven cerca de 33 millones en todos el mundo, de los cuales 120.000 aproximadamente, están en España.


La estigmatización, el rechazo social y la exclusión a las personas que tienen VIH, dificulta gravemente la políticas de prevención, detección y control epidemiológico de la enfermedad. Quede claro que los virus, como el de la gripe A o el VIH, no distinguen de personas, las consecuencias de una infección respecto de la otra son radicalmente distintas, pero conviene no olvidar, que en el caso del VIH, las consecuencias más graves para la salud del infectado no las provoca hoy día gracias a los tratamientos el propio virus, sino las personas, por nuestros temores y prejuicios no tanto a la enfermedad, sino más bien, hacia quienes la padecen, convirtiendo al VIH más que en una enfermedad física -que lo es- en una enfermedad social que puede afectar psicológicamente a las personas que la padecen, que ya no son sólo drogadictos, homosexuales promiscuos o maridos infieles... son también mujeres, chicos y chicas jóvenes, socialmente integrados, que a raíz de verse afectados por esta enfermedad ven su vida truncada, más que por la propia clínica del virus, por la forma en la que la sociedad JUZGA a quienes lo portan.


La sífilis, la gonorrea, la clamidia, el herpes, la hepatitis B... son también enfermedades de transmisión sexual al igual que el VIH, la actitud de quienes las han padecido en cuanto a prácticas sexuales es la misma a la que se haya podido exponer un VIH+, sin embargo no existe ni estigma ni exclusión social... simplemente, porque se curan.


Es por tanto, una gran injusticia juzgar moralmente, excluir y marginar a quienes por las mismas prácticas, han adquirido una enfermedad, que para su desgracia es incurable, y es responsabilidad de todos, intentar hacerles llevar su mal de la manera más normal posible, para ello solo debemos mostrar no compasión sino COMPRENSIÓN, y eso es algo que hay que hacer todos los días, no sólo una vez al año cada primero de Diciembre.


En ese propósito, de no juzgar y comprender, quienes más tienen que aprender, es lamentablemente, los miembros del personal sanitario, que es donde hoy, se dan los casos de mayor discriminación y trato diferencial a pacientes con VIH...


¡Nadie mejor que un médico par entender conforme a los principios de su juramente lo inadmisible de tal actitud!.


Desde el ayuntamiento de San Fernando, se realiza una buena labor en materia de información preventiva, y ahora también de detección precoz de la infección... pero siguen faltando estructuras a través de las cuales proporcionar lo más importante para tratar el aspecto social y psíquico de esta afección hacia quienes la padecen, los cuales la sobrellevan solos como una pesada carga que no pueden compartir con nadie, en un anonimo día a día, en un medio social, laboral y hasta familiar que saben que es hostil a la realidad que padecen.

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