martes, 21 de septiembre de 2010

José Antonio Labordeta nos ha dejado..., nos quedamos huérfanos de abuelo en Aragón, pero también en toda España, el país que él se echó en la mochila.


En la madrugada del pasado 19 de Septiembre de 2010, nos dejaba José Antonio Labordeta.
Muy pocas veces se da la ocasión, de que personas de la sencillez y la talla cultural y humana que tenía este hombre, se dedican a la política. 

Él mismo dijo que no servía para diputado, y estando en Madrid, ocupando su escaño en las cortes, muchas veces se preguntaba... ¿que hago yo aquí?.

Sin embargo este aragonés, poeta, cantautor, escritor y maestro, que se echó todo el país en una mochila ya a sus 64 años... ha sido con diferencia, quien quizá más dignamente ocupara el cargo de diputado en defensa de su tierra: "Aragón".

Un Aragón que se ha queda huérfano de su "abuelo" como cariñosamente le apodaron los baturros. 

Un hombre y político polifacético que se hizo querido tanto de la izquierda como de la derecha, pues tenía virtudes que agradaban más allá de las ideologías.

Con él se nos va, para algunos que somos jóvenes que le conocimos con la mochila a cuestas, aquel hombre sencillo de lenguaje llano, que con su gorra de paño, y su bastón, nos enseñó la diversa riqueza cultural, histórica y paisajística de una España rural tan real como desconocida.


Quisiera ser recordado como un árbol batido, como un pájaro herido, como un hombre sin más... 




Pocos son los que se ganan el honor de ser recordados como hombres..., hasta siempre José Antonio Labordeta, tu memoria ahora es de todos los españoles, que tenemos el honor y el deber de conservar y difundir los valores de tu obra, y el ejemplo de tu persona, producto de la labor de toda una vida por la cultura y la libertad.


Somos


Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.

Hemos
perdido compañeros
paisajes y esperanzas
en nuestro caminar.

Vamos
hundiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar

tiempos
futuros y anhelados,
de manos contra manos
izando la igualdad.

Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el tiempo
la sombra del hogar.

Hemos
perdido nuestra historia
canciones y caminos
en duro batallar.

Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar

tiempos
que traigan en su entraña
esa gran utopía
que es la fraternidad.

Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.

Hemos
atravesado el tiempo
dejando en los secanos
nuestra lucha total.

Vamos
a hacer con el futuro
un canto a la esperanza
y poder encontrar

tiempos
cubiertos con las manos
los rostros y los labios
que sueñan libertad.

Somos como esos viejos árboles.








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