Se cumplen ocho años de los atentados del 11 de Marzo en Madrid, perpetrados por el islamismo radical, y que fueron sin duda, el mayor ataque terrorista perpetrado en Europa.
192 muertos y cerca de 2000 heridos fueron el resultado de una masacre, que tuvo sin duda un fuerte impacto en la sociedad española que quedó fuertemente impactada por estos atentados. De San Fernando, eran ocho de quienes aquel día dejaron sus vidas en los trenes que todos alguna vez hemos cogido por razones de estudio o trabajo fundamentalmente.
La relación establecida entre estos atentados, y el papel de España en el contexto del apoyo político a la guerra de Irak, fuertemente contestada por la sociedad española con un rotundo NO A LA GUERRA. Supuso que los atentados tuvieran también una clara consecuencia política, al producirse los mismos a solo dos días de las elecciones generales. Eso unido a la mala gestión y claro intento de manipulación mediática que intentara el gobierno del PP con relación a la autoría de los atentados, supuso, su derrota electoral en favor del PSOE, contra todo pronóstico según los sondeos electorales previos a los atentados.
La división mediática con clara intencionalidad política respecto a la autoría de los atentados, ha sido, pese a los procesos judiciales ya cerrados, una constante a lo largo de estos años., que se obstinan en mantener y aun acentuar hoy desde ciertos sectores duros afines al PP.
Hay que lamentar, una clara división entre las víctimas de este atentado, respecto a las víctimas del más sostenido terrorismo de ETA, siendo evidente, que pronto se quisieron establecer diferencias y distancias.
Esta división ha sido IRRESPONSABLEMENTE retroalimentada por razones de confrontación partidista con claros intereses políticos, en bochornoso y claro perjuicio de la unidad y solidaridad que todos los españoles tenemos frente al terrorismo y quienes son víctimas del mismo.
Una vez más, la clase política, no está ni en consonancia ni a la altura de lo que de ella espera la ciudadanía.
No sería mucho pedir, que tanto unos como otros, dejaran por favor de fomentar la división entre los españoles, y que permitieran que todos puedan honrar y conmemorar a sus muertos sin ruidos impropios, propios de quienes solo entienden la política, como un instrumento del que sacar beneficio, manipulando las sensibilidades y ánimos de los demás.
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