Pasarán los fastos de la alegría colectiva que por tiempo efímero nos
regala la selección nacional, que desde que empezó a hundirse nuestra
economía empezó a jugar bien, y cuando nos iba bien en lo económico y
laboral no pasaba de cuartos...
¡No hay satisfacciones plenas, y en lo tocante a lo que interesa a todos los españoles, la historia es tozuda en eso...!.
Como dirían hombres de mayor valía en el pasado... ¡que drama el de este país!.
Así pues, disfrutemos de nuesta futbolera victoria, único campo en donde los colores nacionales salen bien parados, y que concita, cierto orgullo de ser español... que aunque solo sea para eso, sea bien venido, en un país donde más allá de las grandes competiciones donde juega la selección nacional de futbol, casi nadie es que le tenga especial apego ni a la bandera ni a eso de ser español.
Bandera que cuelga estos días de muchas ventanas y balcones, símbolo de un estado, que atraviesa en lo económico, lo social y lo político, una grave crisis desde hace ya casi un lustro, sin visos de recuperación a corto plazo.
Está bien ganar, y dejar en buen lugar el nombre de España como hace nuestra selección... pero el partido en el que realmente nos jugamos nuestra posición como país en el mundo, se juega en el terreno de la economía, las finanzas, el desarrollo tecnológico, la educación y la formación. Terrenos en los que precisamente, no somos ni mucho menos los primeros.
¡No hay satisfacciones plenas, y en lo tocante a lo que interesa a todos los españoles, la historia es tozuda en eso...!.
Como dirían hombres de mayor valía en el pasado... ¡que drama el de este país!.
Así pues, disfrutemos de nuesta futbolera victoria, único campo en donde los colores nacionales salen bien parados, y que concita, cierto orgullo de ser español... que aunque solo sea para eso, sea bien venido, en un país donde más allá de las grandes competiciones donde juega la selección nacional de futbol, casi nadie es que le tenga especial apego ni a la bandera ni a eso de ser español.
Bandera que cuelga estos días de muchas ventanas y balcones, símbolo de un estado, que atraviesa en lo económico, lo social y lo político, una grave crisis desde hace ya casi un lustro, sin visos de recuperación a corto plazo.
Está bien ganar, y dejar en buen lugar el nombre de España como hace nuestra selección... pero el partido en el que realmente nos jugamos nuestra posición como país en el mundo, se juega en el terreno de la economía, las finanzas, el desarrollo tecnológico, la educación y la formación. Terrenos en los que precisamente, no somos ni mucho menos los primeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario