Hoy se cumplen ocho años de aquel fatídico 11 de septiembre de 2001, en el que se produjeron los atentados de Nueva York, que costaron la vida a cerca de tres mil personas, un ataque terrorista, a los que se sumó el que casi simultáneamente se realizaba contra "El Pentágono" cuartel general del ejercito de los estados unidos.
Recuerdo muy bien ese día, que era martes, y sobre la 13:20 estaba comiendo con mis compañeros de oficina... y teníamos delante en el restaurante la pantalla del televisor, con una de las torres del Word Trade Center humeando, por lo que parecía era hasta el momento un "accidente aéreo", dijeron que al parecer una avión se había estrellado contra una de las torres...
Las noticias estaban dándolas en Antena 3 y era Matías Prat quién las presentaba, y en una de las conexiones que nuevamente hicieron con Nueva York, para seguir informando sobre el "supuesto accidente", nos quedamos todos estupefactos al ver como de la otra torre que estaba intacta, salía una enorme bola de fuego... que inicialmente, en los primeros momentos, como ante la expectación del momento dijo Matías Prat, era "el impacto de un misil"... hasta que en otras tomas vimos claramente, que era un avión que en pleno viraje embestía la torre sur... ante eso y vista la maniobra, todos, sin saber ni ser expertos llegamos a la conclusión de que eso no era un accidente...
Por primera vez en toda mi vida, vi como se hizo un silencio casi total en el cotidiano bullicio del restaurante, propio del ruido que solemos hacer aquí en España con nuestro tono de conversación a la hora de comer, y todo el mundo fijó la mirada en la pantalla del televisor...
¡No podíamos creer lo que estábamos viendo!, el centro financiero de EE.UU estaba siendo atacado con sus propios aviones comerciales, lo que sumaba al dramatismo del hecho, que se trataba de aviones tripulados llenos de pasajeros civiles...
Terminamos de comer y regresamos a la oficina sin dejar de comentar el asunto atentos a las noticias de escuchábamos a través de un transistor que tenía uno de nuestros compañeros delineantes más mayores -ya jubilado-, y el asombro del momento inicial se tornó en incertidumbre, en inseguridad... nos dimos cuenta de que habían golpeado uno de los pilares de occidente en los que se basa nuestra estabilidad política, económica y social; y que en cierto modo, aquello iba a tener consecuencias cuyo alcance no llegábamos a dilucidar más allá de lo inmediatamente ocurrido, pero que sí tendría alguna repercusión sobre nuestras vidas...
Las noticias a lo largo de las primeras horas de la tarde de que "El Pentágono" también había sido atacado de la misma forma, no hacen sino confirmar nuestros temores, de que aquello, de alguna manera era el principio de una guerra, que no sabíamos como se iba a desarrollar...
El ataque terrorista del 11 de Septiembre de 2001, nos hizo estrenar de la peor manera el siglo XXI, dejábamos atrás el periodo de "tensa paz" y relativo progreso económico que habíamos tenido durante la los años del presidente norteamericano Bill Clinton, casi desde el fin de la "Guerra Fría" con la "Caída del Muro de Berlín" y la desintegración del "Bloque Soviético" con la omnipresente amenaza nuclear del enfrentamiento entre los bloques capitalista y comunista, que tenía en Europa su principal teatro de tensión...
Aquel día, occidente, que había salido victorioso de aquella confrontación de sistemas económicos, políticos y sociales, y que extendía y consolidaba por el mundo sus redes de influencia y mercado sin encontrar límites, seguro de si mismo, y confiado en dicha invulnerabilidad, despertó de la peor manera posible a la realidad de un mundo que en parte, se oponía a su expansión homogeneizadora en lo económico, lo político y lo cultural.
Los fanatismos religiosos de oriente, apoyados en los fundamentos del Islam que justifican la "Guerra Santa" o Yiad, para la defensa y expansión de la fe frente a los infieles, encuentran en la pobreza, la injusticia, el resentimiento y el sentimiento de defensa de su identidad cultural de los pueblos árabes-musulmanes, el caldo de cultivo idóneo con el que alimentar la fanática barbarie terrorista en la que están dispuestos a inmolar sus vidas por tal causa.
La poderosa maquinaria bélica y los servicios de inteligencia occidentales, no estaban preparados para afrontar un nuevo tipo de guerra que se caracterizaba por no tener ningún frente o escenario visible, por lo que pronto, se apresuraron a abrir físicamente esos escenarios, sobre los que localizar el enfrentamiento, y llevar a cabo sobre ellos, para mayor desgracia de sus habitantes, la dura y larga guerra de desgaste que conocemos hoy en Irak y Afganistán... donde se pone a prueba la determinación y recursos de las democracias occidentales frente al fanatismo irracional de las milicias de Al-qaeda.
El primer objetivo, fue Afganistán, donde se refugiaba bajo la protección del régimen Taliván el líder de Al-qaeda, Bin Laden, un multimillonario Saudí, que en su día fuera entrenado por la CIA en tácticas de guerrilla para luchar contra la ocupación soviética de aquel país a principios de los años 80, una invasión que se produjo por los mismo motivos que hoy se lucha en Afganistan... los sovieticos entonces, querían evitar la influencia del fundamentalismo islámico en sus repúblicas del sur.
El segundo objetivo, bajo la excusa de la posesión armas de destrucción masiva, y la supuesta protección a grupos terroristas islamistas, fue el económicamente postrado Irak de Sadan Husein...
La realidad luego nos demostró que ni tenía armas de destrucción masiva y ni mucho menos amparaba el terrorismo islamista, más que nada, por la secular división étnica del país entre Sunies y Chiitas, que pudiera verse abocada a una confrontación civil, como de hecho hoy conocemos en los atentados que se producen en el país entre las dos etnias.
A estos conflictos en la zona, se unen los fuertes intereses geoestratégicos, por encontrarse en Irak las principales reservas conocidas de petróleo del mundo , principal fuente de energía que mueve la maquinaria de la economía occidental.
El desarrollo de todos estos acontecimientos, influyen negativamente y suponen un fuerte desgaste en la economía de occidente, que para contrarrestar los efectos de la pérdida de confianza en los mercados a raíz del 11 de Septiembre de 2001, adopta una política económica que créditos blandos con unos tipos de interés bajos, que a la par de que fomentan el crecimiento económico, también fomentan la especulación financiera e inmobiliaria, que nos lleva a la crisis global actual.
Dos años y medio despúes, Madrid también sería sacudida por el crímen vil, bárbaro e inhumano de los terroristas islamistas que acabaron con la vida de 192 personas causando más de 2000 heridos cuando se dirigían en tren a sus centros de trabajo y estudio aquella mañana, de los cuales ocho, eran vecinos nuestros de San Fernando de Henares. España, pagó ese día un alto precio por su implicación política en la guerra contra el terrorismo, de la que realmente, no podíamos ni podemos desentendernos.
Es de justicia recordarlos a todos en este día, y tenerlos presentes, para redoblar nuestra firme determinación en DERROTAR EL TERRORISMO en cualquiera las formas del mismo que amenacen las bases de nuestro modelo de convivencia pacífica y sociedad democrática.
Quizá no lo queramos asumir como tal ahora, pero efectivamente, el 11 de Septiembre de 2001, al igual que el bombardeo japonés de Perl Harbor en 7 de Diciembre de 1941, 60 años antes, ha dado lugar a un conflicto global, solo que de diferente naturaleza y forma, pero no por ello menos grave.
"La guerra es el mayor fracaso del espíritu y de las sociedades humanas, y en modo alguno puede encontrar justificación, pero encuentra legitimidad, cuando se llega a ella para la defensa de nuestro modo de vida en paz y democracia, frente al fanatismo irracional y violento de otros, en claro desprecio por la ley, el orden y la vida humana..."
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