lunes, 29 de agosto de 2011

LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN. Otro ejemplo de la política chapucera del PPSOE.

Es la primera vez que lo oímos abiertamente, pero no la primera que se nos daba a entender claramente: “La democracia y los mercados no son buenos hermanos”. Y eso nos lo ha confirmado Marcelino Iglesias, portavoz del PSOE, cuando preguntado sobre el por qué no de un referéndum que refrende la reforma de la constitución que intenta fijar el equilibrio presupuestario de las administraciones públicas, a desarrollar después en una ley orgánica. El representante socialista, nos ha dicho, que eso generaría incertidumbre, que es precisamente el mensaje contrario que se quiere dar a los mercados.

¡Más claro agua...!, el funcionamiento democrático donde el pueblo pueda pronunciarse sobre temas tan capitales como la reforma de la norma fundamental que “nos hemos dado” (y digo nos hemos ya con cierta ironía), es algo incompatible con “los mercados”. ¡Y digo yo...!, quién o quienes coño son estos etéreos entes llamados “mercados” para conculcar, determinar y orientar, no sólo las leyes más elementales de nuestro estado, sino las políticas que desde el mismo se hacen.

Bien es cierto, que por muchos años, se han gestionado no mal, sino fatal los intereses de tod@s, ello también, consecuencia de la pasividad con la que miramos estos asuntos “públicos” en tanto en cuanto no nos tocan el bolsillo... Pero ¡ah amigos...!, todo tiene un precio, y los excesos de antes hay que pagarlos, los que parecen poner la pasta –no sin que antes tod@s con nuestros impuestos hayamos tapado las pérdidas por sus excesos de liberalismo especulativo-, son precisamente “los mercados”.

Los mercados son como Dios, y será por eso que reyes, banqueros y políticos no faltan en ninguna visita del papa. Al que todos se pliegan sin rechistar, cuan rebaño de borregos, elegidos por sufragio, el que nosotros depositamos en la urna cada cuatro años para legitimarlos a hacer, lo que luego, se vuelve en nuestra contra.

Esta suerte de “democracia”, liderada por una “clase política” -que no políticos porque no hay ni uno que encuadre con el buen sentido de la palabra-, abducida por los mercados, empieza a convertirse en una dictadura, LA DICTADURA DE LOS MERCADOS...

Qué es necesario acometer reformas es algo imperativo, que estas reformas han de dar una repensada a las estructuras del estado, también lo es, porque hay claros indicios, que digo indicios, evidencias, de la insostenibilidad del modelo. Pero pareciera que, se quiere hurtar en ello, a posibilidad de que a los ciudadanos puedan explicársele el objeto y sentido de las mismas, decidiendo libremente qué hacer en su caso.

La reforma de la constitución, se plantea deprisa, corriendo y mal, al final de la legislatura, a punto de casi disolver las cortes porque ya hay convocadas elecciones, metidos en campaña como el que dice -como el que dice no, como lo que es-, y en pleno periodo vacacional, para los que conservando sus empleos, no estén a nómina del INEM, o lo que es aun peor, sin ingresos con los que sustentar su vida.

Algo tan importante, como la reforma de nuestra Constitución se despacha, por el PPSOE (PP+PSOE), deprisa, corriendo y mal, sin apenas debatirlo -por lo ajustado de los plazos-, y sin que los ciudadanos puedan pronunciarse sobre ello, simplemente, porque así nos lo han dicho, NO CONVIENE, no conviene ser democráticos y transparentes, porque eso pone nerviosos a los mercados. SI LA DEMOCRACIA, PONE NERVIOSOS A LOS MERCADOS, PUEDE COLEGIRSE POR TANTO, QUE LOS MERCADOS EVIDENTEMENTE NO SE RIGEN POR CRITERIOS DEMOCRÁTICOS, PERO SÍ DIRIGEN LAS DECISIONES DE NUESTROS POLÍTICOS, DE AHÍ, QUE LO NUESTRO ESTÉ EMPEZANDO A DEJAR DE SER UNA DEMOCRACIA, PARA EMPEZAR A SER OTRA COSA...

La diputada nacional de upyd ha defendido la necesidad de reformas, que defendemos la necesidad de ser austeros, pero a la vez transparentes y democráticos en nuestros procederes de cara a los ciudadanos. No podemos compartir, como de hecho no compartimos, estas formas. Y así lo ha dejado claro Rosa Díez, porque no se puede hurtar a los ciudadanos la capacidad de decidir conscientemente, informados, que no manipulados, sobre cuestiones tan trascendentales como la reforma de “la norma fundamental que regula la convivencia democrática en España”.

Se sienta con esto un muy mal precedente, que puede cuestionar, por sus formas, la legitimidad de lo que se hace, en atención a las presiones a las que responden, que proviniendo de los mercados, representará siempre a los intereses particulares de corporaciones y particulares, a los que se claudica, en lo que es signo de identidad fundamental de la soberanía de una nación democrática.

Ningún trabajo cuesta poner una tercera urna de cara a la jornada electoral de las generales, para que los ciudadanos voten sí o no a esa reforma constitucional pactada según el mismo criterio por el PP y el PSOE, artífices corresponsables precisamente, de las políticas y excesos que nos han traído a la situación actual de casi quiebra y ruina de la nación., que ahora nos quieren hurtar nuestra capacidad de decidir soberana y democráticamente, sobre un asunto que afecta al cuerpo jurídico fundamental del estado.



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