La verdad es que me falta tiempo,
por ello, que cuando escribo en este espacio web, no lo hago en el momento en
el que salta al ruedo de la opinión pública y política la noticia … ¡no soy
periodista ni tampoco político de profesión, y tengo mi ocupación!.
El jueves 20 de octubre fue
prolífico en noticias, nos desayunábamos con la captura y muerte del dictador
libio Gadafi, linchado -según parece-, por los llamados rebeldes libios, que
yendo de libertadores democráticos, actuaron como una verdadera turba, estando
todavía por ver, de qué palo nos salen estos supuestos “demócratas” con un
fusil de asalto en una mano, un Corán en la otra y en la boca, la palabra “democracia”…
¡el tiempo dirá!, no olvidemos, que en Irán también se vota, y no nos parece una tampoco una "verdadera democracia" .
Y ya por la tarde, aquí en España, se producía el esperado comunicado de ETA, de “cese definitivo de su actividad armada”, en el contexto del teatrillo montado para que esta “organización terrorista”, escenificara su derrota como grupo armado -que no político-, con esa conferencia internacional celebrada en San Sebastián, con la asistencia de altas personalidades internacionales, entre ellas el anterior secretario de las naciones unidas, el líder del que fuera brazo político del IRA, y el ex primer ministro de Irlanda del Norte, además de las fuerzas políticas con representación en el parlamento vasco, a excepción del Partido Popular y UPyD, para quienes, el final del terrorismo etarra, era algo que tiene que producirse sin ningún tipo de contrapartida, y para quienes la mediación internacional, al margen de la buena voluntad de quienes la han ejercido, no estaba justificada, por cuanto lo que aquí se ha dado, no ha sido un conflicto, como se pretende hacer ver, entre un minoritario pueblo sometido y su brazo armado, y un estado opresor; habida cuenta, de que España, como estado de derecho, vive en el contexto de un estado democrático pleno, y el pueblo vasco, goza de una de las más amplias autonomías políticas de Europa, y quienes defienden el independentismo, pueden defender sus ideas políticas desde el respeto a las reglas de juego democrático.
Entrando a valorar, lo que quizá
ya ha tenido en exceso valoraciones, demasiado predispuestas por las comprensibles ansias de conseguir una paz definitiva y teniendo en
cuenta la credibilidad que merecen quienes durante 43 años han asesinado a cerca
de 900 personas, con los miles de heridos supervivientes y familiares afectados,
que constituyen el colectivo de víctimas. Hay que decir, que la noticia, es una
noticia positiva, pero que hay que tomar con extrema cautela y mucha prudencia, porque en el
propio comunicado de los terroristas, no hay ni un ápice de arrepentimiento en
lo que han sido sus actos, y mantienen íntegras sus tesis de lo que vienen en
llamar “conflicto político”, condicionando su disolución a una supuesta negociación para la gestión del mismo; es decir, que dejan de matar, pero en principio, no se disuelven como organización.
Un “conflicto político” como así
lo llaman, que deciden ahora llevar al terreno de lo político y no de la
confrontación armada, básicamente, porque han comprobado, quienes precisamente lo
utilizaron en su momento como instrumento de sus prerrogativas políticas -razón
por la que fueron ilegalizados como partido varias veces en sus diferentes
formas-. Porque saben que es inoperante y claramente perjudicial para poder
defender sus posiciones políticas, en un contexto de fuerte rechazo social, de
repudio internacional, y de extrema presión política, judicial y policial, que
ha llevado a prisión, a muchos de sus dirigentes.
Y es que, lo más triste de todo,
y de la sinrazón ciega que les ha movido en su criminal trayectoria durante
años, es que, nunca, en el contexto de nuestro estado democrático de derecho,
les estuvo vedado poder defender por medio de la palabra, lo que libremente
quisieran, dejando que, fueran los ciudadanos, los que sin el chantaje de las
armas, pudieran decidir libremente, si lo que defienden era, es, o sería lo más
adecuado a sus anhelos, esperanzas e intereses como pueblo.
Por tanto, satisfacción sí, pero
con cautela toda, porque quienes nos mataban y querían matar, nos han dicho que… además de no poder
tácticamente, ya no quieren matarnos más…; y eso, viniendo de su boca, merece
la credibilidad que merece. El tiempo nos dirá, si esa voluntad es tan
definitiva, e inquebrantable, como todos queremos que sea, y que defiendan sus
ideas, por medio de la palabra y la política, porque eso, desde que España es
un país democrático y de derecho, nunca lo tuvieron vedado, habiendo sido ese
el deseo largamente expresado por todos los demócratas de este país, mientras
que ellos, respondían con bombas y asesinatos.
Y eso sí, pueden dejar la vía
violenta, pero ni puede ni debe haber rebajas que
hagan quedar impunes los crímenes de quienes dicen haberlos cometido por
razones políticas, cuando desde la política se podían haber defendido sus
ideales sin generar tanto dolor como el que han generado. Y eso, es algo en lo
que no se debe ceder por respeto a nuestras leyes y a la sensibilidad de todos
cuantos han perdido su vida siendo inocentes, como a todos quienes se han visto
privados de la vida de sus seres queridos, y se han sentido amenazados en sus
propios pueblos, barrios, negocios y casas, en tan estéril espiral de odio, violencia
y sin razón.
Que nadie se equivoque, porque lo
que ha ocurrido en Euskadi, y por extensión en España, no ha sido, como
pretenden decir, un conflicto político donde una mayoría oprimía a una minoría…,
más bien, es un conflicto, donde una minoría totalitaria y excluyente, ha
intentado, inútilmente por supuesto, chantajear social y políticamente, a la
mayoría de un estado democrático y de derecho, que desde que restauró sus
libertades democráticas, ha concedido soberanamente al pueblo vasco, las
mayores cotas de libertad, autogobierno y respeto a sus singularidades identitarias,
que jamás haya tenido en su historia, y de las que se van a beneficiar ahora,
quienes, como desde el principio se les pedía, quieran defender sus ideas desde
la palabra y la confrontación pacífica de ideas, y no desde el chantaje de la
violencia terrorista. Esta es sin duda, la grandeza de los principios que
imperan sobre quienes como no podía ser de otra manera, no podían resultar
victoriosos, frente a la determinación y firmeza de toda una nación, generosa,
pero justa. Y es precisamente, por ese sentido de la justicia, por lo que, como
ya se ha dicho, nada se les debe, y nada se les ha de pagar. Bien venidos pese
a todo serán, quienes desde la palabra quieran defender sus ideas, pero eso, no
puede ni debe suponer, que quienes han cometido crímenes, vayan a quedar
impunes, pues eso, sería contrario al espíritu de nuestras leyes, e hiriente en
grado extremo para la memoria de todos los que han muerto, por defender los
valores de la libertad y la democracia.
1 comentario:
Yo creo que hay que ser comedidos y cautos, porque estamos hablando de un grupo terrorista con 43 años de trayectoria, y cerca de 900 asesinatos, millares de heridos y otros tantos más dannificados.
Es tranquilizador saber, que quienes han matado y nos han querido matar, manifiesten el cese definitivo de esa pretensión. Pero esa nueva situación no debe llevarnos a un triunfalismo apresurado, y se ha de gestionar con calma y mucha cautela.
Y desde luego, en lo que a la aplicación del estado de derecho se refiere, pues, desde luego, no puede haber rebajas, tal como algunos pretenderían. Los asesinatos, han de seguir siendo perseguidos y castigados, porque, aquí, quines han matado, han podido defender siempre políticamente sus ideas. Ese era el clamor de los demócratas, el uso de la palabra y no de la violencia, desde el respeto a la reglas de juego democrático. Ellos han preferido la imposición de la violencia y el crímen... pues obviamente, van a tener que seguir pagando por ello. La postura se resume en satisfacción ante la noticia, pero con cautela, generosidad y justicia. Cautela para llevar a buen término el fin de la violencia.
Generosidad para quienes habiendo estado en posiciones radicales, quieran defender sus ideas de forma pacífica.
Y justicia, para todos aquellos que hayan cometido delitos de sangre, porque eso es algo ineludible de acuerdo con nuestras leyes, y la sensibilidad de las víctimas, cuya dignidad, no puede ser ignorada.
Creo que en eso se resume lo que ha dicho Rosa Díez y lo que defendemos desde UPyD, lo demás, es hacer simplemente demagogia, intentando alinear a UPyD con una extrema derecha, y unas declaraciones desafortunadas por parte de quienes puedan ser sus máximos exponentes. Que desde luego, no son, ni están en la linea de pensamiento de esta formación política.
Saludos.
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