lunes, 24 de octubre de 2011

ETA ANUNCIÓ EL CESE DE SU ACTIVIDAD TERRORISTA. Moderada satisfacción, prudencia y máxima cautela.

La verdad es que me falta tiempo, por ello, que cuando escribo en este espacio web, no lo hago en el momento en el que salta al ruedo de la opinión pública y política la noticia … ¡no soy periodista ni tampoco político de profesión, y tengo mi ocupación!.

El jueves 20 de octubre fue prolífico en noticias, nos desayunábamos con la captura y muerte del dictador libio Gadafi, linchado -según parece-, por los llamados rebeldes libios, que yendo de libertadores democráticos, actuaron como una verdadera turba, estando todavía por ver, de qué palo nos salen estos supuestos “demócratas” con un fusil de asalto en una mano, un Corán en la otra y en la boca, la palabra “democracia”… ¡el tiempo dirá!, no olvidemos, que en Irán también se vota, y no nos parece una tampoco una "verdadera democracia" .


Y ya por la tarde, aquí en España, se producía el esperado comunicado de ETA, de “cese definitivo de su actividad armada”, en el contexto del teatrillo montado para que esta “organización terrorista”, escenificara su derrota como grupo armado -que no político-, con esa conferencia internacional celebrada en San Sebastián, con la asistencia de altas personalidades internacionales, entre ellas el anterior secretario de las naciones unidas, el líder del que fuera brazo político del IRA, y el ex primer ministro de Irlanda del Norte, además de las fuerzas políticas con representación en el parlamento vasco, a excepción del Partido Popular y UPyD, para quienes, el final del terrorismo etarra, era algo que tiene que producirse sin ningún tipo de contrapartida, y para quienes la mediación internacional, al margen de la buena voluntad de quienes la han ejercido, no estaba justificada, por cuanto lo que aquí se ha dado, no ha sido un conflicto, como se pretende hacer ver, entre un minoritario pueblo sometido y su brazo armado, y un estado opresor; habida cuenta, de que España, como estado de derecho, vive en el contexto de un estado democrático pleno, y el pueblo vasco, goza de una de las más amplias autonomías políticas de Europa, y quienes defienden el independentismo, pueden defender sus ideas políticas desde el respeto a las reglas de juego democrático.
Entrando a valorar, lo que quizá ya ha tenido en exceso valoraciones, demasiado predispuestas por las comprensibles ansias de conseguir una paz definitiva y teniendo en cuenta la credibilidad que merecen quienes durante 43 años han asesinado a cerca de 900 personas, con los miles de heridos supervivientes y familiares afectados, que constituyen el colectivo de víctimas. Hay que decir, que la noticia, es una noticia positiva, pero que hay que tomar con extrema cautela y mucha prudencia, porque en el propio comunicado de los terroristas, no hay ni un ápice de arrepentimiento en lo que han sido sus actos, y mantienen íntegras sus tesis de lo que vienen en llamar “conflicto político”, condicionando su disolución a una supuesta negociación para la gestión del mismo; es decir, que dejan de matar, pero en principio, no se disuelven como organización.
Un “conflicto político” como así lo llaman, que deciden ahora llevar al terreno de lo político y no de la confrontación armada, básicamente, porque han comprobado, quienes precisamente lo utilizaron en su momento como instrumento de sus prerrogativas políticas -razón por la que fueron ilegalizados como partido varias veces en sus diferentes formas-. Porque saben que es inoperante y claramente perjudicial para poder defender sus posiciones políticas, en un contexto de fuerte rechazo social, de repudio internacional, y de extrema presión política, judicial y policial, que ha llevado a prisión, a muchos de sus dirigentes.
Y es que, lo más triste de todo, y de la sinrazón ciega que les ha movido en su criminal trayectoria durante años, es que, nunca, en el contexto de nuestro estado democrático de derecho, les estuvo vedado poder defender por medio de la palabra, lo que libremente quisieran, dejando que, fueran los ciudadanos, los que sin el chantaje de las armas, pudieran decidir libremente, si lo que defienden era, es, o sería lo más adecuado a sus anhelos, esperanzas e intereses como pueblo.
Por tanto, satisfacción sí, pero con cautela toda, porque quienes nos mataban y querían matar, nos han dicho que… además de no poder tácticamente, ya no quieren matarnos más…; y eso, viniendo de su boca, merece la credibilidad que merece. El tiempo nos dirá, si esa voluntad es tan definitiva, e inquebrantable, como todos queremos que sea, y que defiendan sus ideas, por medio de la palabra y la política, porque eso, desde que España es un país democrático y de derecho, nunca lo tuvieron vedado, habiendo sido ese el deseo largamente expresado por todos los demócratas de este país, mientras que ellos, respondían con bombas y asesinatos.
Y eso sí, pueden dejar la vía violenta, pero ni puede ni debe haber rebajas  que hagan quedar impunes los crímenes de quienes dicen haberlos cometido por razones políticas, cuando desde la política se podían haber defendido sus ideales sin generar tanto dolor como el que han generado. Y eso, es algo en lo que no se debe ceder por respeto a nuestras leyes y a la sensibilidad de todos cuantos han perdido su vida siendo inocentes, como a todos quienes se han visto privados de la vida de sus seres queridos, y se han sentido amenazados en sus propios pueblos, barrios, negocios y casas, en tan estéril espiral de odio, violencia y sin razón.
Que nadie se equivoque, porque lo que ha ocurrido en Euskadi, y por extensión en España, no ha sido, como pretenden decir, un conflicto político donde una mayoría oprimía a una minoría…, más bien, es un conflicto, donde una minoría totalitaria y excluyente, ha intentado, inútilmente por supuesto, chantajear social y políticamente, a la mayoría de un estado democrático y de derecho, que desde que restauró sus libertades democráticas, ha concedido soberanamente al pueblo vasco, las mayores cotas de libertad, autogobierno y respeto a sus singularidades identitarias, que jamás haya tenido en su historia, y de las que se van a beneficiar ahora, quienes, como desde el principio se les pedía, quieran defender sus ideas desde la palabra y la confrontación pacífica de ideas, y no desde el chantaje de la violencia terrorista. Esta es sin duda, la grandeza de los principios que imperan sobre quienes como no podía ser de otra manera, no podían resultar victoriosos, frente a la determinación y firmeza de toda una nación, generosa, pero justa. Y es precisamente, por ese sentido de la justicia, por lo que, como ya se ha dicho, nada se les debe, y nada se les ha de pagar. Bien venidos pese a todo serán, quienes desde la palabra quieran defender sus ideas, pero eso, no puede ni debe suponer, que quienes han cometido crímenes, vayan a quedar impunes, pues eso, sería contrario al espíritu de nuestras leyes, e hiriente en grado extremo para la memoria de todos los que han muerto, por defender los valores de la libertad y la democracia.




1 comentario:

Luis Ángel Zas Rodríguez dijo...

Yo creo que hay que ser comedidos y cautos, porque estamos hablando de un grupo terrorista con 43 años de trayectoria, y cerca de 900 asesinatos, millares de heridos y otros tantos más dannificados.

Es tranquilizador saber, que quienes han matado y nos han querido matar, manifiesten el cese definitivo de esa pretensión. Pero esa nueva situación no debe llevarnos a un triunfalismo apresurado, y se ha de gestionar con calma y mucha cautela.

Y desde luego, en lo que a la aplicación del estado de derecho se refiere, pues, desde luego, no puede haber rebajas, tal como algunos pretenderían. Los asesinatos, han de seguir siendo perseguidos y castigados, porque, aquí, quines han matado, han podido defender siempre políticamente sus ideas. Ese era el clamor de los demócratas, el uso de la palabra y no de la violencia, desde el respeto a la reglas de juego democrático. Ellos han preferido la imposición de la violencia y el crímen... pues obviamente, van a tener que seguir pagando por ello. La postura se resume en satisfacción ante la noticia, pero con cautela, generosidad y justicia. Cautela para llevar a buen término el fin de la violencia.
Generosidad para quienes habiendo estado en posiciones radicales, quieran defender sus ideas de forma pacífica.
Y justicia, para todos aquellos que hayan cometido delitos de sangre, porque eso es algo ineludible de acuerdo con nuestras leyes, y la sensibilidad de las víctimas, cuya dignidad, no puede ser ignorada.

Creo que en eso se resume lo que ha dicho Rosa Díez y lo que defendemos desde UPyD, lo demás, es hacer simplemente demagogia, intentando alinear a UPyD con una extrema derecha, y unas declaraciones desafortunadas por parte de quienes puedan ser sus máximos exponentes. Que desde luego, no son, ni están en la linea de pensamiento de esta formación política.

Saludos.

luisangelzas@gmail.com - CORREO ELECTRÓNICO DE CONTACTO