lunes, 9 de septiembre de 2013

MADRID 2020. La Historia de un quiero y no puedo.


A finales de agosto, me dispuse a visitar la exposición de la candidatura olímpica de Madrid 2020. El MASTER PLAN para la organización, ciertamente planteaba el desarrollo de una candidatura olímpica que pese a su austeridad comparativa con las candidaturas de Tokio (ni el 50% de lo previsto por esta ciudad) o Estambul, no dejaba por ello de tener menos encanto y calidad técnica. Reconocer esto, es reconocer que Madrid, tiene sin duda potencial para organizar unos Juegos Olímpicos.

Hoy, después de ser eliminados en primera ronda de la candidatura, se confirma lo que sabíamos en UPyD de antemano cuando pedimos la retirada de la misma. Y es que la coyuntura económica, social y política por la que atravesamos, no aconsejaba embarcarse en proyectos de semejante magnitud, pues los recursos que implicaría invertir, son necesarios para atender otras prioridades de inversión más productivas y sociales.

  
Tristemente, ha tenido que ser el COI el que con su fulminante decisión, haya hecho ver al resto de la “partidocracia” que encarnan PP y PSOE, la necesidad de ponerse a trabajar por resolver y paliar los problemas que ha sacado a relucir la crisis, muchos de los cuales subyacían desde  hace tiempo sin una verdadera solución de fondo.

La grave crisis que sacude España desde 2008, tiene en el PARO con casi un 27% de desempleo su más lacerante consecuencia, que empobrece a la población, o que unido al elevado endeudamiento de las administraciones públicas, deuda que ha crecido en casi 20 puntos porcentuales en apenas dos años para solo para sufragar gasto corriente pese a los recortes, arrojan un panorama poco fiable en lo económico, al que se une una corrupción política generalizada, extensible a otros ámbitos de la sociedad, que se refleja también en el deporte por los casos de DOPAJE que como con la “Operación Puerto”, no se terminaron de abordar con la suficiente determinación, por injerencias de cálculo político en la acción de la justicia. Al hilo de lo anterior, la sociedad española, acusa también una crisis de creciente desconfianza hacia sus políticos e instituciones, siendo cada vez más necesaria una regeneración democrática del país sobre la base de profundas reformas estructurales, que pongan como objetivo que las instituciones y la administración estén verdaderamente al servicio de los ciudadanos, sobre la base de su sostenibilidad económica y eficiencia, para mantener LO ESENCIAL del estado del bienestar.


Madrid es una gran capital europea, y a esos que dicen que es irrelevante en el panorama político internacional, señalar, que sobre la base de ese hecho, se puede trabajar por desarrollar sus potencialidades y corregir verdaderamente sus desequilibrios. La tercera mayor ciudad-región en el sur de Europa tiene que reinventarse sobre la base de cambiar su modelo de desarrollo productivo, su modelo de desarrollo urbanístico y en definitiva de ciudad, un modelo que se tiene que basar en criterios excelencia y eficiencia en la gestión y el desarrollo como base de una gobernanza inteligente.

Los juegos bien pueden ser si se quiere, un gran proyecto ilusionante a futuro, pero lo más prudente, es no volver a presentar una nueva candidatura, en tanto en cuanto no mejore la situación económica del país, y se resuelvan los desequilibrios de los que adolece la ciudad, con vistas a su revitalización urbana, social, cultural y económica.
                       
Todo ello debe pasar quizá por cambiar esa mentalidad provinciana, ramplona, elitista y clasista por excluyente de quienes tienen hoy las responsabilidades de gobierno en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid.

La prioridad de inversión está en las universidades, la FP, la sanidad pública, la I+D, la inversión productiva en infraestructuras que fomenten el desarrollo económico, el reequilibrio territorial y ambiental, etc. Es por ello, que lo lógico es que el dinero que se tenía pensado gastar en desarrollar Madrid 2020 por parte de ayuntamiento, comunidad y gobierno central, se inviertan en cosas como las mencionadas, lo contrario demostraría el oportunismo banal de lo que realmente se pretendía con esa candidatura a los Juegos Olímpicos.

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