La imagen de arriba es de una publicación de la época en la que se hablaba ya entonces de la nueva centralidad del este (lo que hubiera sido la villa olímpica entre Canillejas-San Blas y Coslada), la prolongación de La Castellana que tras varios proyectos sigue en el limbo, siendo las cuatro torres como un anuncio del Madrid de un futuro por venir no se sabe cuando. Y la ampliación del Aeropuerto que ya es una realidad, para fastidio de muchos sanfernandinos, con todas sus conexiones viarias y hasta de tren y metro.
Sin embargo casi un cuarto de siglo después Madrid ha visto duplicarse la extensión de su red de metro, recuperar la ribera del Manzanares como verdadero salón urbano y consolidarse nuevos barrios para clases medias al norte, como Montecarmelo, Sanchinarro, Las Tablas. O al Este el PAU de Vallecas; si bien, ha visto acrecentarse la brecha social con sus barrios más deprimidos, y una nula política de reequilibrio por medio de la promoción de vivienda pública o de reequipamiento.
La educación pública mal dotada parece postergada a ser una enseñanza de peor calidad sólo para pobres.
La universidad es inaccesible para los hijos de las clases trabajadoras y aún la FP superior reglada, antes gratuita, ahora exige el pago de tasas por curso de más de 400 euros que son limitativas para hijos de familias sin recursos, donde las becas se otorgan por curso vencido, o para desempleados que buscan en la formación reglada, ante la poca valoración de los cursos públicos del SEPE y la CAM, una alternativa para reciclarse.
Madrid es una ciudad hoy más injusta, más desigual y más dura precisamente con quienes a consecuencia de la crisis, menos recursos tienen.
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