SFHSP HACIÉNDOSE ECO DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL CONTRA EL ORDEN CONSTITUCIONAL EN CATALUÑA... ¿PERO A QUÉ ESTÁIS JUGANDO?.
Como vecino de San Fernando no comparto en absoluto que el partido que ostenta el gobierno municipal en el pueblo que resido se haga eco o promueva en redes sociales la DESOBEDIENCIA contra el orden Constitucional en Cataluña. Estas cuestiones que además exceden del ámbito político local, por más que sean de interés general, no ayudan en absoluto a favorecer la gobernanza del municipio, por cuando predispone en contra del gobierno a las fuerzas políticas constitucionalistas.
El progresismo y la justicia social no están reñidos con el marco Constitucional vigente, garante de nuestra convivencia democrática. En democracia todo se puede cambiar desde el respeto a la legalidad, pues no se trata solo de votar, sino de respetar la norma fundamental que entre todos nos hemos dado, en la cual se prevén también los mecanismos para su reforma concitando los consensos necesarios.
Es de una TORPEZA POLÍTICA SUPINA dar pábulo a este tipo de cosas, en el error de creer que con ello se pueda obtener rédito político alguno y menos en el ámbito de la política local.
No comparto en absoluto ese planteamiento político de que lo nuestro no sea una verdadera democracia, nuestra democracia puede ser mejorable pero es una democracia homologable a cualquiera de los países más avanzados de Europa. Las cosas se cambian VOTANDO pero desde el respeto a reglas de juego democrático.
Ese concepto NEOREVOLUCIONARIO de algunos no nos puede traer más que desgracias como bien nos demuestra la historia. Si se quiere cambiar la Constitución para que se pueda hacer un referéndum con garantías en Cataluña y con ello finiquitar la unidad de la nación o cambiar la forma política del Estado, pueden llevarlo en su programa y defenderlo políticamente los partidos que así lo entiendan necesario. Si es votado y obtiene la mayoría suficiente, podrá plasmar en el BOE las leyes precisas para actuar en ese sentido. Mientras tal cosa no sea así, debemos atenernos a la legalidad constitucional vigente.
Asumo que algunos cumplen de La Constitución "lo que les sale de los cojones" hablando en plata, y que con la reforma del 135 al dictado de los mercados, cosa que algunos denunciamos en 2011 con vehemencia, supuso de facto romper el pacto social que definía a España como "Estado Social y Democrático de Derecho" para dejarlo en "Estado Democrático de Derecho" a secas.
Esa reforma exprés de la Constitución votada en Cortes por PP y PSOE, en la que Zapatero "se bajó los pantalones" ante el chantaje a la nación de los mercados internacionales. Es lo que siembra en buena medida todos los males que nos sobrevienen hoy.
Pero eso no significa que debamos liquidar además también la soberanía nacional y la unidad del país, porque sería sumar un mal aun mayor. Lo del 135 se puede revertir convocando un referéndum que es lo que se tuvo que hacer en su día, como se pueden plantear en Cortes con las mayorías necesarias los cambios constitucionales que se estimen adecuados para dar respuesta al problema de Cataluña, porque esa constitución nacida del ruido de sables posterior a la dictadura, así lo posibilita y es la que ha dado a España los años de mayor prosperidad y progreso económico y social de su historia.
Esta crisis ha puesto a prueba ese modelo, y es cierto que algunos han aprovechado la crisis en su beneficio. Pero yo no estoy dispuesto a poner en juego la unidad del país que es depósito de siglos de historia favoreciendo por medio de la desobediencia civil la secesión de parte alguna de España.
El Parlament de Cataluña ha aprobado leyes contrarias al ordenamiento constitucional vigente, para propiciar un referéndum con el que justificar una declaración unilateral de independencia, saltándose el propio marco estatutario catalán y los derechos de la oposición democrática representada en dicho parlamento autonómico. Ponerse del lado de los que incumplen la ley y llaman a la desobediencia contra el orden constitucional, es no solo una torpeza política, sino además una IRRESPONSABILIDAD.
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