Hoy se cumplen 78 años del golpe de estado
contra el orden constitucional y la legalidad republicana que desemboca
en una fratricida guerra civil, producto de un antagonismo ideológico
que arruinó España y dividió a los españoles.
Justo es tener memoria, justo es señalar el papel jugado por cada uno
de los responsables de esta desgracia histórica, que marca como pocas
otras la conciencia colectiva de los españoles, y que se mantiene viva,
en buena medida, porque a los vencidos no se les trató con generosidad, y
sí con una represión que no sólo impidió toda reconciliación, sino que
los humilló. La memoria y la reparación son necesarias, pero no para
seguir retroalimentando el odio de los unos contra los otros, porque
sólo hay unos, que es lo primero y todo, España y los españoles, por
encima toda ideología política y los extremismos que puedan dividirnos.
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