miércoles, 11 de mayo de 2016

EL AYUNTAMIENTO QUE PRESIDE MANUELA CARMENA SE CARGA EL PROYECTO CASTELLANA NORTE.



Se reduce a la mitad las viviendas del ámbito, a construir sobre suelo disponible ya, y excluyendo de la delimitación el suelo afecto a infraestructuras existentes. 

El ayuntamiento pretende invertir los beneficios de los aprovechamientos lucrativos previstos en la reforma de la estación de Chamartin y el nudo norte para facilitar la prolongación de La Castellana y la interconexión de Las Tablas y Sanchinarro.


Reduce la densidad y altura media residencial y en el sector norte busca la mixtura de usos residenciales con los industriales, comerciales y terciarios.

El nuevo plan reduce drásticamente el número de "torres" para centros de negocio, a partir de constatar, que las actuales cuatro torres de La Castellana, no están siquiera hoy al 100% de su capacidad.

La alcaldesa dice estar dispuesta a escuchar sugerencias, pero tiene claro que no se va favorecer un pelotazo inmobiliario privado con dinero público, más al contrario, se subordina el nuevo desarrollo a las necesidades de la ciudad, reinvirtiendo sus beneficios en su complementación y mejora.

Hay diferencias muy significativas entre lo que propone el equipo municipal y lo que DCN había pactado con ADIF, la Comunidad y el Ayuntamiento de Ana Botella. Las siguientes son las más relevantes:
  • Menos viviendas y oficinas: es lo más destacado, porque ataca a la viabilidad económica del proyecto. El proyecto de Ahora Madrid reduce de 17.000 a menos de 4.600 el número de viviendas previstas y de 3,1 millones de metros cuadrados edificables se pasa a 1,7 millones. Esto se traduce en menos edificios y más bajos. La propuesta de DCN recogía cinco nuevas torres, con una altura similar a las cuatro ya existentes en la antigua Ciudad Deportiva [entre 230 y 250 metros y de 45 a 58 plantas] y una torre más que se anuncia como el rascacielos más alto de la UE [llegaría a superar los 300 metros de altura y las 70 plantas]. Enfrente, Madrid, Puerta Norte no prevé ningún edificio de más de 40 plantas.
  •  Metro y cercanías: es una de las grandes sorpresas del proyecto del Ayuntamiento. DCN había propuesto una reordenación del sistema de transporte público del norte de la ciudad que incluía intercambiadores, nuevas líneas de autobús, 12 kilómetros de carril-bici, etc… Y sobre todo, un ramal a la línea 10 de metro que tendría tres nuevas estaciones y una nueva estación de Cercanías. Pues bien, todo eso se cae ahora en el proyecto de Carmena y se queda reducido a una estación de metro en la actual línea diez, entre Montecarmelo y Las Tablas.
  • El parque sobre Chamartín: es la estrella del proyecto de DCN. Son 200.000 metros cuadrados de zona verde sobre las vías de Chamartín, que incluyen un huerto urbano de 30.000 metros cuadrados, el más grande de la ciudad. Esta zona verde sería la segunda más grande de la capital de España detrás del Retiro (y sin contar la Casa de Campo, claro). Pues bien, en el proyecto de la corporación municipal las vías quedan al aire, apenas con un par de pasarelas para pasar de un lado a otro. Es una solución más barata, pero sorprende en un equipo municipal que presume de verde.
  • Nudo Norte y de Fuencarral: es el tema que más dudas genera, entre otras cosas porque quizás sea el más urgente. Los vecinos de la zona saben que el Nudo Norte es un embudo, quizás el peor punto negro en cuanto al tráfico del norte de la capital. El proyecto de Distrito Castellana Norte preveía una serie de modificaciones sustanciales que incluían la integración de los barrios de Fuencarral y Begoña [ahora mismo casi aislados del resto de la ciudad] a través de una enorme glorieta en el final de la Castellana que desviase la mayor parte del tráfico a través de túneles. En este punto, la propuesta del Ayuntamiento es muy escueta y simplemente hace referencia a la mejora de estos grandes nudos de comunicaciones. El coste que DCN se comprometía a asumir era de casi 150 millones de euros. En la propuesta de Madrid Puerta Norte no se especifica cuánto costaría el nuevo diseño.
  • El coste: quizás lo más importante de todo y un tema del que no se está hablando demasiado. Según la memoria económica de DCN, el coste total del proyecto asciende a 6.049 millones de euros, de los que 3.530 son promoción residencial y terciaria (oficinas). El resto son infraestructuras. Pero la empresa se ha comprometido a pagar de su bolsillo 1.416 millones: 731 en urbanización, 252 en cubrimiento de las vías de Chamartín, 146 en la reforma del Nudo Norte, 138 en la nueva línea de metro, 81 en obras para el Canal de Isabel II y 68 en el Nudo de Fuencarral. Luego, a las administraciones públicas les quedan otros 1.103 millones de inversión divididos entre Adif (522 millones), Comunidad (296) y Ayuntamiento (285).
Es decir, el Ayuntamiento de Madrid se encontraría con un nuevo desarrollo urbanístico de más de 2.500 millones de inversión en infraestructuras y le costaría sólo 285 millones [sin contar con que sólo en ingresos fiscales la corporación cobraría más de 800 millones y otros 600 en concepto de propietario de parte del suelo]. Parecía un negocio redondo.
Pero si el proyecto de DCN se cae, también caerán las infraestructuras. Reducir a la mitad los pisos y las oficinas tendrá un impacto directo en la obra pública. Por eso los planes del Ayuntamiento son mucho menos ambiciosos. Quitar el parque sobre Chamartín, no hacer la nueva línea de metro o plantear una reforma del Nudo Norte menos costosa es la única forma que tiene de que cuadren las cuentas.
Con un añadido más: ya hemos visto que entre DCN y Adif asumían el 77% del coste total con el proyecto vigente hasta ahora. Si sale adelante la propuesta de Carmena, será el Ayuntamiento el que tendrá que pagarlo todo. Es decir, habrá menos parque, menos metro, menos reformas en los accesos a Madrid… y a los contribuyentes todos estos recortes en servicios les saldrán más caros.

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