Señor presidente de la república hija y hermana de España que es México:
Por siglos hemos visto las sucesivas humillaciones a las que han sido injustamente sometidos los Estados Unidos Mexicanos, por la vecina república norteña, emancipada del dominio británico, a cuya independencia de manera torpe contribuyó España, en el contexto de la lucha por debilitar a la Gran Bretaña, nuestro siempre rival en el pasado, allende los mares, por la hegemonía en la América.
Pronto la nueva república norteamericana una vez emancipada, discutió en injusta guerra las fronteras que La Nueva España, hoy México, había heredado de su madre patria, al emanciparse de ella. Hoy, con el total desprecio que se arrogan quienes se creen cultural y racialmente superiores, el nuevo presidente Donald J. Trump, PRETENDE levantar un muro en las fronteras que México tiene, tras serle arrebatado en el siglo XIX la mitad de los territorios que hoy forman la mayor parte de los Estados Unidos al Oeste del Missisipi...
Son hoy nuestros hermanos de México, indocumentados en una tierra que les fue arrebatada de su soberanía en injusta guerra, tratados como ciudadanos de segunda o simplemente sin derechos, por el imperativo económico que les lleva a emigrar...
Por si todo lo dicho fuese poca humillación, hay que aguantarle al señor Donald J. Trump, presentarse en la Ciudad de México, a decir, que levantará un muro en la frontera, en contra del derecho internacional, e INSULTAR con ello la dignidad de la nación de México, que usted representa, diciendo en su presencia señor presidente, que ustedes pagarán el muro.
Como español que soy me duele un poquito México, porque nos une lengua, cultura e historia, y he de confesar, siendo conocedor de la historia, que se me revuelven las tripas ante tan altaneras muestras de falta de consideración y desprecio, mostradas por un señor que desprecia todo lo hispano.
Hispanos son todos los que viven en América, desde el río Grande -sino más arriba- a La Tierra del Fuego, y también, la tierra de muchos de vuestros ancestros en España.
Aunque no es usted mi presidente, le suplico, no consienta usted jamás que este engreído nuevo presidente USA, se permita el lujo de someter a la noble nación de México a humillación alguna más. La dignidad y la honra del pueblo de México, siempre querido desde España y otras naciones hispanas, merece señor presidente, que ponga empeño en la defensa de esa dignidad de la nación y de sus intereses.
España en 1898 fue a la guerra con los EEUU a sabiendas de que había de perderla, por la isla de Cuba, que era tierra sentida como parte propia tras cuatrocientos años de presencia en ella, siendo La Habana como "el Cádiz" del Caribe.
Pero como diría el almirante Méndez Núñez en ocasión histórica diferente: "más vale honra sin barcos, que barcos sin honra", y no quiero decir con esto que deba ir México a confrontación alguna, pero tampoco ceder en lo que injustamente se le pretenda imponer.
Un respetuoso saludo desde Madrid a usted señor presidente y por extensión a nuestro querido pueblo hermano de México, a quienes en la distancia que impone el Atlántico, estimamos muchos españoles aquí.
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