lunes, 30 de mayo de 2016

30 DE MAYO: SAN FERNANDO ES NUESTRO PATRÓN.


Hoy, cuando se celebra el día de nuestro patrón San Fernando, íntimamente ligado a las señas de identidad histórica de nuestro pueblo, que no en vano lleva su nombre. Nos encontramos en la tesitura de que, por la decisión "minoritaria" de un gobierno municipal apoyado por IU y PSOE, nuestras fiestas, dejarán de ser patronales para ser unas fiestas populares.

Lo que ningún gobierno democrático de este municipio se ha atrevido a hacer nunca, ni aun contando con mayorías absolutas. Se atreve hacerlo un gobierno, que en una MINORÍA ABSOLUTA, se plantea cambiar aquello que forma parte del acervo histórico cultural de nuestro pueblo, en nombre de un pretendido laicismo institucional mal entendido y mal aplicado.


Parece que molesta a algunos que San Fernando naciera como Real Sitio bajo los auspicios de La Corona, que entonces era la promotora de las reformas en un país postrado y atrasado, cuya renovación económica, política y social se pretendía, aunque eso sí, sin cuestionar los privilegios del clero, la nobleza y los gremios... ¡Sin embargo es así!, San Fernando lleva el nombre del santo de la onomástica del rey fundador del Real Sitio, Fernando VI, y aunque no desde sus orígenes, ya que, en origen el pueblo asumió la festividad de "La Candelaria" el 2 de febrero como fiesta patronal. Es a partir de la década de 1890, que se significa la celebración de la festividad de San Fernando como fiesta mayor del municipio.

Los toros, la pólvora, los puestos y atracciones de feria, el buen comer, el buen beber y la procesión del patrón en su día, han singularizado las fiestas de este pueblo, que siendo menor que ahora lo es, nunca dejó de celebrar a su patrón, haciendo de ello una tradición centenaria.


Fue en los últimos años del nefasto gobierno de IU, con Ángel Moreno como alcalde, que se suprimieron los festejos taurinos, primero, decían, por imperativo económico, un imperativo económico producto de su nefasta gestión para este pueblo. Aunque después se supo, que en ello había también mucho de la ideología del anterior concejal Antonio Calderón. No se tuvo ni la valentía, ni el acierto, ni el anterior, ni el actual gobierno, de preguntar a los vecinos de San Fernando de manera vinculante, sobre si querían o no que su ayuntamiento sufragase festejos taurinos en las fiestas, entendiendo, que una feria taurina, quizá no tenga sentido en nuestro pueblo, durante la feria taurina de San Isidro que a pocos kilómetros se celebra en la plaza de Las Ventas de Madrid. Pero sí otro tipo de festejos, más populares, que no implican ni el sacrificio ni la muerte de las reses, como es el caso de los encierros, suelta de vacas o concursos de recortes, tal como han pedido mayoritariamente Las Peñas del municipio.


Se suprimieron esos festejos SIN CONTAR CON LA OPINIÓN DE NADIE, y no se tuvo la imaginación ni la inventiva de saber ocupar el espacio dejado por los mismos en la programación, con espectáculos que generasen similar interés y afluencia de público.

Los recortes  producto de la mala gestión de quienes se han envuelto el la bandera del radicalismo de izquierdas, con todo su dogmatismo vacío de gestión centrada en el interés general. Han privado al centro del pueblo de todo ornato festivo, bien sea en forma de la tradicional iluminación festiva de sus calles, o el uso de sus espacios históricos más representativos para la celebración de verbenas, conciertos, mercados singulares, etc...


Los conciertos, de las fiestas, que por ser gratuitos, son muchas veces más reflejo de los gustos de sus organizadores, que de la pluralidad de gustos a la que debieran ajustarse, no suponen un elemento que contribuya a una mayor afluencia de público en nuestras fiestas, contribuyendo con ello a su fomento como escaparate del municipio, e instrumento para favorecer la actividad económica y comercial del mismo durante los días de su celebración.

La polémica de las casetas de los partidos en el ferial, ha sido igualmente, otro jardín en el que, el equipo de gobierno se ha metido, si bien, en ésto había razones de cierto peso, ya que, el espacio que ocupaban en régimen de monopolio los mismos partidos con independencia de su representación institucional, suponía un agravio comparativo para con otras organizaciones políticas y asociaciones, que el mismo derecho tenían a ocupar espacio en el ferial, dándose la singular circunstancia, de que las mencionadas casetas de los partidos no pagaban por el espacio que ocupaban en el ferial, pese a ser su actividad lucrativa a beneficio de sus respectivas organizaciones.


El recinto ferial de San Fernando, suficiente en espacio en lo que a capacidad para atracciones se refiere para el tamaño del pueblo, se queda pequeño para poder dar cabida a las casetas de todas las entidades asociativas, peñas y también partidos políticos, que quisieran tener su espacio en la feria, que es como también lo son las fiestas, un escaparate del municipio cara a los propios vecinos y a cuantos en estos días nos visitan.

Las fiestas de San Fernando, es claro que, no tanto por los años de crisis como por la falta de imaginación y voluntad política. Han sufrido un claro empeoramiento en la última década, que las han llevado a convertirse en unas de las peor valoradas de los municipios de su entorno, si no fuera por su feria, que es una de las más grandes, junto con la de Coslada y Torrejón, que siguen a la de San Fernando.

Hay que tomar conciencia por tanto de la necesidad de revitalizar nuestras fiestas, y de respetar, tanto su origen histórico como sus tradiciones. Es bueno innovar, como fue el caso, al principio criticado, del espectáculo piromusical en el centro del pueblo, que sería más singular, si tuviera como telón de fondo la fachada monumental de la Real Fábrica y la Plaza de España como escenario. Pero la innovación no puede ser la escusa para cuestionar el origen mismo de las fiestas, pues ello entronca íntimamente con lo que significa y singulariza a San Fernando como municipio, y por ahí, éste como cualquier otro gobierno que lo pretenda, encontrará la oposición de much@s vecin@s incluido el que suscribe, al margen de ideologías políticas.


Quiero terminar recordando a este respecto, a aquellos ilustrados españoles, que admirando las reformas de Napoleón, terminaron oponiéndose a los franceses, dando lugar a La Constitución de 1812, nacida del consenso de unas cortes, y no de la imposición  por la fuerza de las ideas de Voltaire, por parte de un ejercito invasor que despreciaba y quería hacer tabla rasa de aquello que nos singularizaba como país. Las ideas de Voltaire y Motesquieu están presentes en La Constitución de 1812, pero adaptadas a la realidad social, cultural e histórica de nuestro país. Pues bien, un reformismo bien entendido, es aquel, que respetando las singularidades históricas y culturales, intenta orientar y educar sin imponer, actuando sobre aquello que responde de verdad a una necesidad de mejora conforme al interés general.


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