domingo, 30 de octubre de 2016

EL MITO DE LA TRANSVERSALIDAD y el fraude de Ciudadanos.

 Ciudadanos C's el llamado partido de la ciudadanía engañó a muchos con su manifiesto fundacional, diciéndose heredero de la ilustración y conjugando lo mejor del liberalismo con la socialdemocracia análoga a la de los países nórdicos a los que en tantas cosas ponen como ejemplo.

Sin embargo la más de las veces, su "social liberalismo" se queda en liberalismo "a secas" cuando no en el más puro, duro y antisocial  "neoliberalismo". Su sensibilidad social es bastante "superficial", sin entrar en el fondo de las causas que generan desigualdad, pobreza y exclusión social.
Ciudadanos poco o nada tiene de socialdemócrata y dentro de la organización predominan los arribistas que procedentes fundamentalmente del PP, buscan trepar bajo estas siglas, donde hay menos competencia que en el partido de la Púnica y La Gürtell, cuyos gobiernos sostienen allí donde pueden y les dejan., como también en la Andalucía del los ERE fraudulentos que preside Susana Díaz, gracias a sus puntuales apoyos.

Son una derecha más limpia y decente que el PP, travestida de "centro social y  liberal demócrata", muy bien promovida y maquillada por los medios del "Establishment", con la clara finalidad de introducir un actor en el escenario político, que impida que nada cambie en el contexto social y político, a beneficio de los más favorecidos, de las clases dominantes en definitiva.


Las luchas de poder, las purgas contra los afiliados de mentalidad "progresista" o izquierdistas, están a la orden del día, donde basta una carta de denuncia a un potencial rival que hable demasiado para quitárselo de en medio, cosa que pasó sin ir más lejos en la vecina Coslada con el cabeza de lista, luego "concejal no adscrito" para unos y "tránsfuga" para otros.

Tras la experiencia de UPyD, la meteórica ascensión de Ciudadanos auspiciada a golpe de cocina demoscópica y manipulación mediática. Puedo afirmar, que la transversalidad ideológica es un mito, y que en esos partidos se da una lucha entre conservadores y progresistas, donde abundan los políticos de navajazo y sonrisa para eliminar a aquellos compañeros de filas incómodos.

Lo ideológico quizá sea la excusa, pues lo que realmente hay detrás, son ambiciones personales que para nada tienen en cuenta los teóricos principios del partido, y ni mucho menos una verdadera vocación de servicio público, tendente a regenerar nada ni política, ni institucional, ni democráticamente.
Por ello, en estos tiempos, lo mejor, con independencia de la ideología política con la que uno más se identifique, es no estar alineado y/o afiliado a partido alguno. Ello permite una libertad de pensamiento crítico, imposible en unos partidos políticos que por lo general en España fomentan la mediocridad del seguidismo consignatario, el pensamiento único y hasta el sectarismo.

Todo lo dicho no es nada nuevo en política, pero en los tiempos actuales de la sociedad de la información, y también de la intoxicación mediática. Ese orden de cosas socavan los cimientos de una democracia verdadera y sana. La crisis política; hay que decirlo, está también íntimamente relacionada con la crisis de valores éticos y morales. 

Las ideologías sin ética y moral públicas no sirven de nada, y los partidos se corrompen bajo los auspicios del poder económico y financiero.



El que suscribe, de sensibilidad progresista e ideología socialdemócrata. Abandonó la militancia activa en el PSOE local de San Fernando por criticar el seguidismo de la ejecutiva local de este partido con las tesis de IU durante la legislatura en que ambos partidos gobernaron en coalición el municipio, con los resultados de gestión hoy ya sobradamente conocidos. A ello me vi forzado tras criticarlo abiertamente en el "Blog de Julio Setién", blog institucional del dimitido e imputado alcalde por el CASO PLAZA ESPAÑA en febrero de 2009. Dejé atrás diez años de militancia activa desde los 17 años en juventudes socialistas primero y en el partido después.

En 2011 concurrí a las elecciones municipales con UPyD; partido liderado por la también ex socialista Rosa Díez, siendo ponente de su programa político local, desarrollando un paquete de medidas tendente a regenerar la vida política, democrática e institucional en el municipio, a la par que respondiendo a los problemas entonces urgentes del pueblo. No encabecé la candidatura, pero la apoyé desarrollando su programa político con vocación de servir al pueblo, sin más ambición que esa, dado que las mejores previsiones de resultados daban a UPyD entonces una representación de 1 o 2 concejales, y yo fui sexto en la lista.

No se consiguió entrar en el ayuntamiento, y cuando el cabeza de lista dio un paso atrás tras las elecciones, yo asumí las responsabilidades de organizar la expansión, coordinación del partido y oposición extra consistorial hasta septiembre de 2014, como delegado local del partido, a la par que miembro colaborador en los grupos de trabajo de urbanismo y medio ambiente en apoyo del grupo parlamentario regional magenta. Fui apartado de dichos cargos orgánicos y de promocionar candidatura a la alcaldía de San Fernando, por posicionarme públicamente favorable al debate suscitado por el ex europarlamentario Francisco Sosa Wagner, en pro de un pacto UPyD-Ciudadanos, abandonando finalmente el partido magenta, organización dentro de la cual, coexistieron sensibilidades políticas de centro izquierda y centro derecha.

En coherencia con lo defendido en UPyD, entre enero y abril de 2015, colaboré a organizar el primer grupo local de Ciudadanos en Coslada y San Fernando, asumiendo inicialmente las tareas de comunicación y redes sociales por mi experiencia en ello en UPyD, no consiguiendo los apoyos necesarios para se pudiera formalizar candidatura en ambos municipio, pese a desarrollar un borrador de programa sobre el conocimiento y trabajo previo de cuatro años de oposición extra consistorial en San Fernando como delegado local de UPyD. Posteriormente pude saber que el partido no confió en mí para liderar el proyecto por mis tendencias izquierdistas de mi pasado en el PSOE y afiliado a CC.OO como miembro del comité de empresa de mi antiguo centro de trabajo, donde defendí junto con otros compañeros medidas para limitar el número de despidos de los operarios de fábrica, así como que las condiciones de los mismos fueran lo más ventajosas posibles ya iniciada la crisis de 2008, ante la necesidad de amortizar puestos de trabajo por las caídas de carga de trabajo y facturación, por cuya labor, fui objeto de moobing por parte de la empresa junto con otros compañeros de sindicato, hasta forzar nuestra salida pactada de la misma, tras dos años de fuerte crisis que tensaron las relaciones entre comité y empresa, con el consiguiente clima de miedo en la plantilla.

Asistí con posterioridad a todo eso, ya desde un segundo plano, al show protagonizado en Coslada entre el cabeza de lista y su número dos por ocupar la portavocía del grupo municipal, abandonando el primero la disciplina del grupo renunciando primero al acta para desdecirse después yéndose como concejal no adscrito, protagonizándose un pleno monográfico al respecto en el ayuntamiento vecino bochornoso. A raíz de estos acontecimientos, y claramente decepcionado y desengañado, me desvinculo de toda militancia activa en esta y otras formaciones políticas.

Tras no votar en las elecciones generales del 20D asqueado por el panorama político general, y asistir a los primeros seis meses de bloqueo político institucional, volví a votar en las del 26J al candidato socialista Pedro Sánchez, hoy defenestrado políticamente por los suyos.

Sin haber ocupado cargo público, ni haber vivido de la política, he hecho política con vocación de servicio público, sin cobrar un duro, viviendo de mi trabajo, conociendo el precio que supone defender DE VERDAD los derechos de los trabajadores en la empresa privada en tiempos de crisis, padeciendo el desempleo y la precariedad laboral como muchos otros españoles...Tengo por tanto un buen conocimiento de lo que es la política, de las bajezas de los que pretenden vivir de ella, de los oscuros intereses que mueven a sus peones en el tablero político a nivel local, regional y aun nacional. Es evidente cómo se subyuga el interés general por egos y ambiciones personales e intereses partidistas cuando no corporativos de sectores económicos concretos.

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